Cuando en una mujer sexualmente activa, cercana a los 50 años, se paraliza la actividad ovárica y por tanto la producción de estrógenos se suspende, hablamos de menopausia.
Este hecho biológico establece el fin de la etapa reproductiva pero no constituye un marcador de longevidad.
El cambio biológico, su impacto a nivel de la pieLa reducción o ausencia de estrógenos también tiene efectos a nivel de la piel. El metabolismo de las células dérmicas se desacelera, el contenido de colágeno y la cantidad de sustancia matriz -de la que forma parte el ácido hialurónico- se reducen, consecuencia de lo cual, la dermis pierde su capacidad para retener agua.En paralelo, las glándulas sebáceas cuya función depende igualmente del factor hormonal, van a reducir su producción de sebo. Si antes de la menopausia su piel era grasa, pasará a casi seca, Si ya era seca, esta condición se verá acentuada.
La pérdida de colágeno y la reducción de grasa van a producir cambios en la hidratación y textura de la piel que se degrada, se arruga, pierde tono, tensado, brillo y luminosidad.
El colágeno que también forma la pared de los vasos sanguíneos que alimentan nuestra epidermis, tendrá menos calidad, los capilares sanguíneos serán más frágiles, pierden el control del flujo, dando lugar a rojeces y sofocos. Su piel se tornará sensible.
El crecimiento del pelo también se ve influenciado por el entorno hormonal y la consecuente caída de pelo vendrá asociada con el comienzo de la menopausia. Sin embargo, la piel que pierde estrógenos conserva su capacidad para producir andrógenos -a partir del colesterol-, con capacidad para estimular los folículos pilosos, y dar lugar a la aparición de un vello facial llamado hirsutismo posmenopaúsico.
Toda actividad celular implica un consumo de energía. Este proceso genera “residuos tóxicos” conocidos comos “radicales libres” capaces de “quemar” a componentes de nuestras propias células. Los estrógenos intervienen como estímulo para activar sistemas antioxidantes que los neutralizan. El frenado de estos mecanismos “antioxidantes” provoca que células como las productoras de “melanina” -el pigmento de nuestra piel- sufran un deterioro en la calidad y cantidad de la melanina que producen, precipitando la aparición de manchas. Se pierde capacidad para una protección adecuada a la exposición solar.
Los avances de la ciencia cambian el ritmo del ciclo vital.